VACIO

Vacio… ¿es todo lo que queda cuando ya no hay nada verdad?
Ya no puedo dormir, por más oscura o silenciosa que esté mí habitación…
Sin importar cuanto lo intente no puedo cerrar los ojos, no por miedo, sino que simplemente se niegan a apagarse.
Suspiro y me dan escalofríos, sensación tan rara pero agradable de todas formas…
Escribo con las luces apagadas, deseando caer dormido con la birome en la mano, pero nunca sucede…
Estoy inquieto, como si algo faltara, ya comienzo a delirar, viendo cosas cuando realmente no están ahí.
Aún en la total oscuridad, las sombras juegan conmigo, se divierten, les gusta verme divagando dentro de mi imaginación, y no dudan en volar a mí alrededor, pues están convencidas de que no puedo notar su presencia, pero se equivocan, son jóvenes aún, todavía no saben distinguir una mirada sin vida, de otra perdida y delirante.
Los sonidos que se oyen, son distantes y ajenos a mi perspectiva, los ignoro por completo, no son lo que busco, no son lo que yo necesito.
Me despierto sin siquiera haber estado dormido, vivo saltando de una realidad a otra, cada una diferente a la anterior, pero con la misma esencia.
Ya no me queda palabras, ya no las necesito.
Lo único que realmente me hace falta, es que me devuelvas todo aquello que me quitaste en primer lugar, pero no todo junto, solo de a un suspiro por vez.